ADENEX PRESENTA ALEGACIONES A LA PROPUESTA DE DECLARAR BIC LA MONTERÍAS Y REHALAS

ADENEX considera que monterías y rehalas son una actividad privada, sin tradición popular y no reúnen las condiciones para ser Bien de Interés CulturalCoincide así con los técnicos de la Junta de Extremadura, contarios a esta declaración

ADENEX, ha presentado alegaciones al proyecto de la Junta de Extremadura de declarar las monterías y rehalas como Bien de Interés Cultural. Para la organización, ambas prácticas no reúnen los requisitos que la propia ley 2/1999 de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura establece para alcanzar esta declaración.

La citada ley define lo que constituye patrimonio histórico y cultural de Extremadura como “los bienes tanto materiales como intangibles que, por poseer un interés artístico, histórico, arquitectónico, arqueológico, paleontológico, etnológico, científico, técnico, documental y bibliográfico, sean merecedores de una protección y una defensa especiales (…) así como (…) las formas de vida y su lenguaje que sean de interés para Extremadura”.

Para ADENEX, ni las monterías ni las rehalas reúnen este requisito fundamental, ya que ni tienen valor artístico, ni etnológico. La práctica actual de la caza mayor en montería con rehalas no es una práctica popular ni extendida, sino un negocio privado y exclusivo de una minoría. Además, la declaración como BIC se realiza a aquellos elementos que deben conservarse y servir para el disfrute público: un castillo, un yacimiento arqueológico, una variedad lingüística como “A Fala” o incluso una ceremonia religiosa. En este caso, insiste ADENEX, las monterías son una actividad lucrativa exclusivamente privada, sin ningún disfrute público. Según la Federación Extremeña de Caza, en 2020 hubo 35.000 personas federadas, lo que supone menos del 3,5% de la población extremeña, estimada en 1.058.763 personas. Por lo tanto, insiste ADENEX, se trata de una actividad minoritaria y privada, sin una base cultural ni social.

Otro de los valores de un bien para ser declarado BIC, según la ley extremeña, es su percepción positiva consensuada por el conjunto de la sociedad. Este caso tampoco se da en las monterías ni en las rehalas, apunta ADENEX, por el rechazo social cada vez mayor a estas prácticas. Un ejemplo, la plataforma Change.org ha reunido, de momento, 95.000 firmas en contra de esta declaración, tantas casi como habitantes tiene la segunda ciudad más grande de Extremadura, Cáceres.

A estas argumentaciones, la organización añade el propio rechazo de los técnicos de la Junta de Extremadura a esta declaración. Si finalmente el gobierno regional aprueba que las monterías y rehalas sean consideradas BIC, supondría un desafortunado precedente, donde los argumentos políticos, electoralistas y de algunos grupos de presión se situarían por encima de los técnicos. Para ADENEX sería lamentable que la gestión del patrimonio regional quedara supeditado al interés de unos pocos, por encima de los criterios técnicos y de la mayoría.

Por otro lado, ADENEX incide en las condiciones de los perros de rehalas, donde en muchas ocasiones sus condiciones de vida no reúnen los mínimos estándares de bienestar animal. Además, el Parlamento Europeo ha recordado a España que la caza en campo abierto con perros en el resto de la Unión Europea, está prohibida por ley a causa de la crueldad que conlleva. ADENEX apunta que la única práctica cinegética reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad es la cetrería, caza con aves de presa, que tiene unos valores culturales, populares e instrumento de integración y diversidad que no están en la montería ni en la rehala.

El Parlamento Europeo también solicita al gobierno que reconozca los derechos de los españoles no cazadores (el 98,4% de los españoles) de disfrutar de la naturaleza e interactuar con el medio ambiente de manera pacífica, sin las restricciones impuestas por la caza y desproporcionada asignación en exclusiva de tierras para fines cinegéticos.

En este aspecto también incide ADENEX, que destaca las importantes afecciones que las monterías tienen sobre otras actividades que se desarrollan en el medio natural, mediante el corte de caminos, compuertas de arroyo, vías pecuarias y públicas, total o parcialmente, que deberían estar completamente accesibles. Cualquiera que haya intentado disfrutar del monte extremeño en época de monterías conoce estas afecciones. Estas restricciones que imponen las monterías afectan también a un turismo de naturaleza y deportes al aire libre, sostenible y respetuoso con el medio ambiente, por el que se supone que apuesta Extremadura. Además, también se producen afecciones sobre la fauna silvestre, con la instalación de vallas cinegéticas que impiden su libre circulación, el cebo de jabalíes y ciervos, lo que provoca superpoblación de estos, con sobrepastoreo y propagación de enfermedades como la tuberculosis animal a especies domésticas, así como la introducción de especies alóctonas, como linajes de ciervos del norte de Europa, más grandes, que tienen consecuencias en la pureza genética de la especie autóctona.

Por todos estos motivos, ADENEX solicita a la Junta de Extremadura que no declare a las monterías ni a las rehalas bien de interés cultural, ya que no cumplen los requisitos para serlo.

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